La credibilidad es uno de los principales pilares del liderazgo. Se trata de la percepción que tienen los colaboradores, la que construyen de sus líderes a partir de atributos como la comunicación, su capacidad y su integridad.
Cuando hablamos de comunicación, no solo se habla de fomentar el intercambio de información. Se trata de compartir información relevante para los colaboradores (aun tratándose de malas noticias), comunicar las expectativas que se tienen del equipo y las personas, escucharlos genuinamente, estar accesible y, en suma, asegurar una comunicación asertiva, concreta, veraz y oportuna.
Sin embargo, la fórmula no queda completa si nada más se toma en cuenta la comunicación. Puede que los líderes se aseguren de tener una relación cercana y abierta con las personas, pero, si no existe una percepción positiva de su capacidad para gestionar a su equipo, los colaboradores no tendrán a figuras competentes a quién seguir.
El sentido de capacidad conlleva, además de los conocimientos necesarios para llevar a cabo el puesto de trabajo, aquellas competencias que aseguren que el líder es capaz de gestionar a su equipo, los recursos disponibles, cargas de trabajo, así como la resolución de problemas, que naturalmente surgen de las interacciones entre colaboradores y con otras áreas de trabajo.
Otro elemento indispensable que denota la capacidad y competencia del líder es la coordinación de la gente en las tareas y proyectos del área, y asegurar un adecuado fit cultural de los nuevos colaboradores que se integren al equipo de trabajo.
Por último, uno de los más importantes atributos que forma parte de la credibilidad del líder y que la trasciende, es la integridad. Ser íntegro tiene que ver con la congruencia, de hacer lo que se dice y viceversa, de vivir consistentemente de acuerdo con sus valores y los de la organización, de permear el comportamiento ético con el equipo.
De acuerdo con los resultados de las encuestas de ambiente laboral aplicadas en 2018, las organizaciones con altos niveles de confianza presentan altos niveles de credibilidad. En promedio, 8 de cada 10 colaboradores de estas organizaciones creen en sus líderes, mantienen percepciones positivas de su habilidad para comunicar, coinciden en que presentan alta capacidad para dirigir el negocio y conducir los equipos de trabajo, y actúan con integridad.
Cuando las personas creen en sus líderes, es más factible que los sigan. Da a las personas seguridad, certidumbre y respaldo para poder dar lo mejor de sí mismos. Ello fomenta mejores organizaciones, con mejores personas y en mejores entornos.
Existe una frase de John Maxwell que ilustra de manera muy contundente el impacto de la credibilidad en las personas: “La credibilidad es la moneda de cambio de un líder. Con ésta, él o ella es solvente. Sin ella, él o ella está en bancarrota”. Confiar en los líderes, es tenerles fe, y la credibilidad es la base para desarrollar esa fe.